Pero seamos optimistas, meteorológicamente, y demos por hecho que jugamos con Daom, en su cancha, a las 14.30 hs. ¿Terminará la historia ahí? Imposible saberlo, y no me animo a hacer ningún vaticinio, más allá del posible resultado.
Las cosas están así, por ahora. Si los chicos le ganaran a Daom los dos partidos, quedarían con el mismo promedio que Júpiter (14 jugados, 12 ganados, 2 perdidos). La cuestión es cómo se define ese empate. El príncipe de Dinamarca, con una pelota Kenko en la mano, y todas las planillas sin cargar de los partidos en la otra, se preguntaría: "To playoff, or not to playoff? That is the question!".
Casi todos ustedes saben que, si tuviéramos la suerte de salir victoriosos el sábado, a mí me encantaría desempatar en la cancha. Al mejor de tres, si se puede, como hacen los mayores. Esos partidos serían una verdadera fiesta compartida con los chicos de Ciudad Evita. No sé si todos los peloteritos estarían de acuerdo, pero yo, desde el costado de la cancha, disfrutaría más de un subcampeonato de esta forma que ganando por diferencia de carreras. Porque si se resuelve por diferencia, lamentablemente va a ser en un escritorio, y vaya a saber cuánto tardarán en sumar y controlar todos los números, que hasta hoy mismo siguen mal cargados o directamente ausentes en la web de la LMB.
Pero bueno, así estamos hoy. Y no olvidemos lo primordial: primero, hay que obtener los mejores resultados que se puedan con Daom, que no es nada sencillo. La última vez que jugamos, en marzo, les ganamos con lo justo, por la mínima los dos partidos. En estos últimos tiempos ellos les ganaron a Nichia, Velez, La Plata... Entonces, a disfrutar primero los partidos del sábado, y lo demás se verá. Pero lo del título vale: se podrían organizar apuestas, no para embocar los resultados deportivos, sino para adivinar el próximo viraje de la organización. Algún mentalista nos puede ayudar.
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