Arrancaron los Playoffs Infantiles 2010, y Júpiter se llevó el primer encuentro, por 5 a 4. No nos fue tan mal, si consideramos que venimos de dos semanas sin entrenar, y que tuvimos bajas por lesión o ausencia que limitaron las posibilidades de Facundo de armar su estrategia. Dos pitchers menos no es poco, y condiciona mucho (recordemos que los pibes no pueden lanzar más de tres entradas por partido, por reglamento). Pero nuestro equipo hizo un gran juego, y lo tuvo bien a mano. Los experimentados, muy bien (brillantes algunos), y los más novatos, para el aplauso. Miren el caso de Alejito Carrera, que hace cuatro meses se ponía un guante por primera vez, y ya está jugando su segunda final. Tercera, si contamos el encuentro con Daom, que era decisivo y los chicos lo encararon así. Pero vamos a lo sucedido ayer por la tarde en Júpiter Béisbol Club.
La formación de Ciudad Evita, casi un calco de la que ganó la final de hace tres semanas. Muñoz abriendo, Gorriarán relevándolo, y Palazzo para cerrar el encuentro son palabras mayores en el béisbol menor. Los de Comu, con Lucas lanzando desde el arranque y con cambios de posiciones obligados por las circunstancias a las que hacía referencia. Pareció que el objetivo era poner todo desde el principio y aguantar, y ese comienzo parecía sonreirnos. La parte alta del primer inning me la perdí, llegué tarde... Acá se abre la posibilidad que alguno de mis colegas padres presentes escriba qué pasó (lo pondría acá exactamente). La historia es que entramos al cierre del primero con ventaja de 2 a 0, y Lucas se sacó de encima a los bateadores rivales rápidamente.
En el segundo, Alejo conectó un lanzamiento de Muñoz y con ese impulso, Owen cubrió la distancia de 3a. al plato para sumar una más. 3 a 0. Más tarde, el mismo Alejo llegó barriendo al home, pero el umpire le cantó ahí un tercer out que... bueno, no pareció desde nuestra ubicación. El estaba al lado, pero juro que fuimos varios los que no vimos el guante del catcher ni cerca de tocarlo. Pero, es así, y estas divergencias son parte también de la fascinación que ejerce el juego.
Listo, a otra cosa. Salimos al campo y viene la primera de las emociones fuertes de la tarde. Un calco de aquel primer inning del último partido: Gorriarán, Lautaro y Palazzo embasados, y Joan Poggi para definir. El banco de Júpiter cantando, expectativa... pero esta vez la ley de béisbol se dio diferente, y nuestro pitcher se recompuso, sacando a Joan y a los dos que lo siguieron. Les juro que en esos momentos, pensaba "no puede ser, esta peli ya la ví..." Pero Lucas estuvo espectacular desde el centro del diamante, y cerró su participación en esa posición con un duelo de mostruitos, con Luca Palazzo y las bases llenas en la entrada siguiente. Otra vez, olor a grand slam. Guerra de nervios, y en la línea imaginaria que une el home con el montículo, la bola lanza chispazos. Y Palazzo sale ponchado, esta vez. Los puños cerrados de Lucas en el festejo justifican la tarde.
Pero Júpiter no es solamente el planeta más grande del sistema solar. Es un gran equipo que no afloja, y a nosotros no nos sobraba nada ayer. Hubo cambios de lanzador y receptor obligados, lesiones mediante. En la cuarta parte, un momento de distracción y sendos hits de Thomi y Gorriarán nos dan vuelta el score. 3 a 4 abajo, y a remar de atrás otra vez, con las naves ya casi quemadas. Conseguimos al 4-4 con un palo de Mercedes que trajo a Lucas al home, pero en ese momento salió Palazzo a cumplir con su tarea de cerrar el partido para los locales. Maniató a nuestros bateadores, que no pudieron volver a encontrar un hit convincente, y él mismo metió el batazo profundo que posibilitó la quinta carrera de su equipo, en el 6°. Gran partido de Júpiter, pero sobre todo de este chico, que si va a Venezuela no lo van a dejar volver, se lo van a querer quedar... Que vaya, que vaya, nomás... Ja, ja, en serio, felicitaciones a Luca!
Lopez, Sheila y sus chicos festejaron hoy. ¡Nos vemos el miércoles! |
No hay comentarios:
Publicar un comentario